Gastronomia


En el mar la vida es más sabrosa... Y en el mar de Los Roques lo es mucho más, porque si bien este conjunto insular es famoso por sus aguas azules, también la variedad y riqueza de su gastronomía cada día gana más adeptos. Hasta hay quien dice que no tiene nada que envidiarle a la de otros puntos del Caribe, incluso mucho más renombrados por la cantidad de turistas que atraen anualmente.


Si algo hay que reconocerle a los pobladores de Los Roques es el simple hecho de ser el resultado de una mezcla tan heterogénea que solo hay que imaginarse la herencia de sabores que puede resultar de la conjunción de los fogones margariteños, con los italianos, españoles, ingleses y hasta franceses. Es cierto, la comida del mar es la reina en la mayoría de las cartas de la isla, pero en este caso lo que priva no es el "qué" sino el "cómo". Allá donde la naturaleza es, definitivamente, privilegiada, uno no se cansa de sentirse afortunado por tantos placeres: con la vista plena de la belleza roqueña, las delicias del mar y el auxilio de las manos sabias de esos margariteños adiestrados en satisfacer el paladar más ecléctico, consentir al estómago en Los Roques es una labor del día a día y de todas las horas.

El nuevo mestizaje

Es innegable la influencia europea en este archipiélago, donde así como se mezclan los azules y verdes, convergen y se amalgaman en los fogones las especias, las manos y la sapiencia de la costa oriental con el viejo continente.

"Vine por unos días y me quedé 14 años", dice una posadera, y, así como ella, cientos de italianos o franceses se prendaron de la magia roqueña para desistir por completo de surcar otros mares que no sean los que riegan Los Roques.

Con esa impronta, no es de extrañar que en las posadas y veleros la comida varíe según la influencia de los dueños y encargados. En ocasiones, el menú se pasea entre lo local y lo mediterráneo con una facilidad pasmosa y para deleite de los comensales, no importa su procedencia. Así, un desayuno puede estar conformado, al mismo tiempo, por las tradicionales arepas con su acompañamiento matutino (huevos, pescado, queso y jamón), como de crepés con mermeladas exquisitas de procedencia lejana. Se ubican, por supuesto, las opciones más extremas de esta carta de influencias. Zoila, una roqueña y defensora empedernida de su terruño, jamás cedería sus fogones a otra mezcla que no sea la que se forje con puros ingredientes locales.

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Es su caso, así como el de la mayoría de los regentes de posadas de roqueños, por lo que es una sugerencia de rigor inclinarse por una de ellas si lo que se quiere es degustar a plenitud de un menú muy criollo. En el otro extremo se ubican algunas posadas de dueños italianos, donde generalmente las opciones de comida son bastante internacionales. Y si aún quedan dudas de cuán apreciada es la gastronomía local, baste mencionar que no falta quien tome un avión solo para darle un regalo al paladar en Los Roques.

Restaurantes

- Aquarena: ubicado en la entrada del Gran Roque, este restaurante, con una vista estupenda del mar, ofrece una variedad de aperitivos, entremeses, sándwiches, pastas, ensaladas, postres y otras delicias. Aunque la comida no es todo lo autóctona que se espera encontrar, es de las mejores opciones en la isla, especialmente en las noches, cuando es más difícil trasladarse a otros puntos. También preparan cavas playeras.

- Casamarina: este fabuloso restaurante está ubicado en el cayo Francisquí, en el sector conocido como "La piscina". Allí, además de ofrecer el servicio full day, disponen de un grato ambiente para degustar un menú que incluye pescado del día, hervidos, ensaladas, sopas y, si es temporada, langosta en todas sus presentaciones, inclusive en empanadas.

- El Barcito Escondido: para llegar hasta él es necesario caminar bastante por la orilla, inclusive más allá de las canchas, por lo que su nombre es realmente apropiado. Al llegar se encuentra un sitio acogedor, pequeño pero grato, atendido por sus dueños, de origen italiano. Por eso la especialidad, de la cocina es mediterránea, aunque preparan langosta para aprovechar ese manjar. La recomendación de rigor para este sitio es probar los cocteles.

- El Muelle: este gran local, que recibe su nombre por estar ubicado en el muelle principal del Gran Roque, es el restaurante donde se surten todos los visitantes del archipiélago que eligen las posadas o paquetes de Aereotuy. Los paquetes incluyen tres comidas diarias pero los planes pueden variar según el gusto y la disponibilidad del comensal.

- Posada-restaurante El Canto de la Ballena: con un ambiente acogedor, este sitio es el punto de encuentro de quienes deciden no abandonarse al cansancio producto del ajetreo matutino y deciden zambullirse, esta vez en la noche roqueña. La música es grata y también la vista, pues están ubicados a la orilla de la playa. Como restaurante también es buena opción.

-La Chuchera: este lugar cuenta con un variado menú que incluye desde comida rápida, como hamburguesas, perros calientes y pizzas, hasta suculentos almuerzos a base de pescado del día y pastas, entre otras opciones. Abre todo el día y es uno de los lugares para comer más amplios del Gran Roque. Es atendido por su dueño, Pedro Díaz, joven emprendedor, quien vaticina nuevos progresos en el lugar, ya que espera que este sea un sitio de obligada parada para el entretenimiento nocturno.

- Bora la Mar: acogedor café-restaurante, a la orilla de la playa. Se ubica pasando la iglesia. Allí, en plena conjunción de la luz de las velas, las estrellas y la luna, cualquier velada resulta amena y relajante.

-Restaurante de la Posada Acuarela: al lado de la Posada Acuarela se ubica su pequeño restaurante, con toldos y sillas en la arena; en ese pequeño espacio, acogedor y muy íntimo, Carlos Sernaglia, joven chef, formado en Italia, da vida a sus artes culinarias.


Langosta y algo más

Actualmente, la temporada de pesca de la langosta dura unos cuatro meses, entre fines de noviembre hasta abril, debiendo descontarse unas tres semanas entre diciembre y enero y en Semana Santa, cuando trabajan los pescadores. Esta clasificación se hace con el fin de preservar la especie, pues en los meses de veda es cuando esta se reproduce. Por ello hay ciertas restricciones asociadas con su consumo que es importante velar, para disfrute de todos y para comulgar con el espíritu conservacionista que impera en Los Roques:

- No debe comprarse langosta en época de veda.

- Tampoco se permite la captura de hembras ovadas o de aquellos especímenes con un peso inferior a un kilogramo, o, en su defecto, un tamaño menor a los 12 centímetros.

- No deben ser trasladados más de seis ejemplares por persona.

- Bajo ningún concepto se deben aceptar tortugas o botuto, ya que son especies protegidas que están en veda permanente.

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